Mallorca no es solo playa. Es mucho más que arena, sombrillas y sangría. Es una isla donde el azul del Mediterráneo se encuentra con carreteras serpenteantes, acantilados dramáticos, calas escondidas y pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Y recorrerla a bordo de un descapotable de lujo, con el viento jugando entre el cabello y la sal en los labios, no es un simple paseo: es una experiencia.
¿Y si te dijera que hay rutas que parecen hechas a medida para un coche como un Porsche 911 Cabrio, un Mercedes AMG o un Jaguar F-Type? Rutas donde el sonido del motor se mezcla con las olas y donde cada curva regala una postal.
Aquí te comparto mis favoritas. Las he recorrido más de una vez, con distintos coches gracias al alquiler coches de lujo en Mallorca y además lo he hecho en distintas estaciones. Y en todas me dejaron lo mismo: una sonrisa tonta en la cara y la certeza de que la vida es, a veces, un poco mejor con cuatro ruedas y sin techo.
🌊 De Palma a Sa Calobra: curvas, acantilados y asombro
Esta es la ruta por excelencia para los amantes del volante.
Empieza en Palma, la capital, pero rápidamente te alejas del bullicio y entras en la Serra de Tramuntana, Patrimonio Mundial de la UNESCO. Las curvas comienzan suaves, pero pronto se convierten en un desafío delicioso. En especial cuando llegas al Coll dels Reis y te enfrentas a la famosa carretera de Sa Calobra: 14 kilómetros de puro arte en asfalto, con curvas que parecen dibujadas por un arquitecto loco (y sí, hay una que da una vuelta completa sobre sí misma).
Con un descapotable, todo se intensifica: los olores del pino, el eco de tu propio motor contra las paredes de roca, la brisa cada vez más húmeda a medida que te acercas al mar.
¿El final? Sa Calobra. Un pequeño rincón donde las montañas se abren y aparece el mar como una recompensa. Puedes aparcar y caminar hasta el Torrent de Pareis, una garganta impresionante. Ideal para estirar las piernas… y sacar fotos que van a dar mucha envidia.
🏖️ De Andratx a Sóller: entre pueblos con encanto y vistas de postal
Este recorrido es para quienes disfrutan de combinar paisajes naturales con historia y gastronomía.
Empieza en Puerto de Andratx, un lugar donde los yates compiten en elegancia con los coches de lujo. De allí, la carretera costera te lleva por Estellencs, Banyalbufar y Valldemossa. Cada uno de estos pueblos tiene algo especial: calles empedradas, casas de piedra, miradores que cortan la respiración.
Valldemossa, en particular, merece una parada larga. ¿Sabías que Chopin pasó un invierno allí con George Sand? El claustro de la Cartuja y sus jardines parecen salidos de una novela.
La carretera sigue hacia Deià, otro lugar mágico. Bohemio, artístico, con vistas que inspiran a cualquier alma sensible. Ideal para detenerse a comer (¿una paella con vistas al mar?) antes de seguir hacia Sóller, donde puedes terminar la ruta con un café en la plaza o bajar hasta el Puerto de Sóller.
Un consejo personal: hacé esta ruta cerca del atardecer. La luz dorada sobre las montañas y el mar es algo difícil de describir.
🏝️ De Alcúdia a Cap de Formentor: el fin del mundo balear
En el norte de la isla, esta ruta tiene algo de aventura y soledad.
Desde Alcúdia, con su casco histórico amurallado, tomás la carretera hacia el Cap de Formentor, el punto más septentrional de Mallorca. Son unos 20 kilómetros de curvas, subidas y bajadas, acantilados y bosques de pinos. Pero lo mejor es lo que se ve: el mar golpeando contra las rocas, las gaviotas volando a tu altura, los tonos azules cambiando a cada minuto.
En un descapotable, es fácil sentirse como en una película.
Y cuando llegás al Faro de Formentor, entendés todo. No hay muchas palabras que puedan describir la sensación de estar ahí, rodeado de viento, cielo y mar. Llevá algo para abrigarte (sí, incluso en verano el viento puede ser fuerte) y quedate a ver la puesta de sol. Es uno de esos momentos que se graban.
🍋 Ruta por el este: cuevas, calas y tranquilidad
Si preferís una ruta más relajada, menos montaña y más mar abierto, el este de la isla es tu lugar.
Desde Porto Cristo, donde están las famosas Cuevas del Drach, podés seguir hacia el sur pasando por calas como Cala Varques, Cala Murada y Cala d’Or. El ritmo es más pausado, las curvas más suaves, pero la belleza no se queda atrás.
En esta zona, lo ideal es detenerse con frecuencia. Buscar calas poco concurridas, bajarse, darse un baño, secarse al sol. Volver al coche, conducir un poco más, parar a comer mariscos en un chiringuito. Y repetir.
¿Mi recomendación final para esta zona? La carretera entre Santanyí y el Parque Natural de Mondragó. Pequeña, estrecha, casi secreta. Pero llena de sorpresas.
💡 Consejos finales para disfrutar estas rutas al máximo
- Evitá las horas punta. En verano, muchas carreteras se llenan. Sal temprano o esperá al atardecer.
- Llevá agua, protector solar y gafas de sol. Parece obvio, pero el sol mallorquín no perdona.
- Elegí el coche con cabeza. No todo es potencia. A veces, un buen sistema de sonido y asientos cómodos hacen más diferencia que los caballos de fuerza.
- Cuidá el entorno. Mallorca es bella porque se la cuida. No dejes basura, respetá los límites y aparcá donde esté permitido.
✨ ¿Por qué un descapotable?
Porque Mallorca se vive mejor al aire libre. Porque no hay barrera entre vos y el mundo. Porque cada kilómetro se siente. Porque cada paisaje entra por todos los sentidos.
Y porque, aunque cueste admitirlo, hay algo en conducir un coche lujoso por una carretera costera que nos conecta con una versión más libre, más audaz y más feliz de nosotros mismos.
Así que ya sabés: poné el GPS, bajá el techo, elegí buena música y salí a buscar tu ruta perfecta. Mallorca te está esperando.





