Las mejores rutas en Ferrari por la Costa Brava

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Un itinerario de curvas, mar y lujo al volante del Cavallino Rampante



¿Alguna vez has soñado con conducir un Ferrari por la Costa Brava? Imagina esto: el rugido del motor, el viento mediterráneo golpeando el parabrisas, y ante ti, una carretera que se retuerce como una serpiente entre acantilados y calas escondidas. No es un anuncio. Es posible. Y hoy, te lo voy a contar con pelos y señales.

He recorrido (y disfrutado) cada curva, cada recta, cada parada digna de postal. Este no es un simple paseo: es una experiencia sensorial que mezcla velocidad, paisaje, gastronomía y cultura. La Costa Brava se convierte, así, en el mejor circuito natural para los amantes del motor con gusto por lo exquisito.



🚗 Punto de partida: Girona, el kilómetro cero del placer

Comenzamos en Girona, no solo porque sea una ciudad accesible, elegante y con buenos servicios alquiler Ferrari Barcelona, sino porque es el umbral perfecto entre lo urbano y lo salvaje.

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Antes de pisar el acelerador, una parada en el casco antiguo es casi obligatoria. Un café en la Plaça de la Independència, una foto en las escaleras de la Catedral (sí, las de Juego de Tronos) y ya estamos listos.



La carretera GI-682 nos llama. Y lo hace con una sonrisa torcida.

🌊 Rumbo a Tossa de Mar: curvas que enamoran

La primera etapa nos lleva desde Girona hasta Tossa de Mar, pasando por Llagostera y Sant Feliu de Guíxols. La GI-681 primero y luego la GI-682 son un sinfín de curvas perfectamente asfaltadas, vistas al mar y miradores en los que es imposible no detenerse.

Aquí es donde el Ferrari (ya sea un 488 Spider o un Portofino, ambos recomendables para esta ruta) saca músculo. Las curvas cerradas se disfrutan más con el modo “Sport” activado, y el sonido del V8 retumba entre los pinares.

Tossa de Mar nos recibe con sus murallas medievales y una cala recogida como un secreto. Recomendación: aparca junto al paseo marítimo, da un paseo por el Vila Vella y almuerza en Can Sophia, donde combinan cocina catalana con un punto de sofisticación que hará juego con tu coche.

🏞️ Montaña mágica: de Tossa a Sant Grau d’Ardenya

¿Te gustan las curvas técnicas? ¿Los tramos solitarios y serpenteantes? Desde Tossa, tomamos la carretera de montaña hacia Sant Grau d’Ardenya. Es una de las rutas menos transitadas y más exigentes. El asfalto está en buen estado, pero las curvas cerradas y la vegetación densa la convierten en un tramo para verdaderos amantes de la conducción.

No es un trayecto largo, pero sí intenso. Y la recompensa está arriba: el mirador de Sant Grau ofrece una panorámica que quita el hipo. Detente, respira, escucha el silencio. Luego, vuelve a arrancar y siente cómo el Ferrari responde con furia contenida.

🐚 Calella de Palafrugell: el encanto marinero

Desde aquí bajamos por la C-65 y luego la C-31, atravesando pueblos como Santa Cristina d’Aro y Palamós (otra joya si tienes tiempo extra). Nuestro destino es Calella de Palafrugell, probablemente el pueblo más fotogénico de la Costa Brava.

Aquí se impone una parada larga. Baja del coche, ponte las chanclas y camina entre casas blancas y barcas varadas. Este es un buen momento para bajar revoluciones, comer un arroz caldoso en El Balcó de Calella y ver cómo el tiempo se detiene frente al mar.

¿Te apetece un baño? Hazlo. Y luego vuelve al Ferrari con la piel salada y una sonrisa difícil de borrar.

🏁 El tramo final: de Cap de Creus a Cadaqués

Guardamos lo mejor para el final. Desde Calella tomamos la GI-614 hasta L’Escala, y de ahí, tras un tramo algo más monótono por la N-II, nos desviamos en Vilajuïga hacia el Parque Natural del Cap de Creus. Aquí, la carretera vuelve a ser una delicia: subidas, bajadas, acantilados, viento, y un paisaje lunar que parece sacado de otro planeta.

La entrada a Cadaqués, tras varios kilómetros de curvas descendentes, es sencillamente mágica. No importa cuántas veces hayas venido: siempre impresiona.

Este pueblo de artistas (Dalí incluido, claro) es el broche de oro perfecto para una ruta en Ferrari. Pasea, piérdete entre sus calles empedradas, cena en Compartir (uno de los restaurantes más innovadores de la región) y si puedes, quédate a dormir. Porque el rugido del Cavallino puede esperar a mañana.

💡 Consejos para disfrutar la ruta al máximo

  • Reserva el Ferrari con antelación, especialmente en temporada alta. Hay mucha demanda y pocos modelos disponibles.
  • Planifica bien las paradas: estas carreteras son estrechas y no siempre es fácil encontrar dónde aparcar. Los miradores suelen tener pequeños espacios habilitados.
  • Evita los fines de semana de julio y agosto: el tráfico puede arruinar la experiencia. Si puedes, haz la ruta entre semana o en temporada baja (mayo o septiembre son ideales).
  • No tengas prisa. Aunque el coche invite a correr, lo mejor de esta ruta está en los detalles: los olores del pinar, los reflejos del sol en el agua, los pequeños bares junto a la carretera.

🔚 ¿Una ruta para repetir?

Sin duda. Esta escapada por la Costa Brava en Ferrari no es solo un viaje por carretera. Es un homenaje al placer de conducir, al arte de viajar despacio (cuando se quiere), y al lujo de estar rodeado de belleza en cada curva.

¿Merece la pena? Sí. ¿Lo repetiría? Mañana mismo.



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